Para ti que nunca lo leerás...

Tu te das cuenta, no? te das cuenta de lo que siento… te veo tan y tan fuerte. Siento que has pasado por mucho, mucho de lo que ya no quieres hablar. Un pilar… un soldado con armaduras de acero… por lo menos eso es lo que muchos piensan. Llegaste a mi vida (o llegue a tu vida… todo depende como lo veamos) y viste algo en mi que pocos ven. Dejaste a un lado lo estético… mis mahones, mis tenis, mis rizos, mis manos tembloruscas… mis comentarios inmaduros y mis bromas de niña. Con una mirada descifraste todo lo que soy y lo que quiero ser.

Guardas silencio, brindas seguridad… todos tenemos la confianza de hablarte de lo que sea sin temor a ser juzgados. Siempre me pregunto donde guardas todos nuestros paquetes… todas nuestras frustraciones, lamentos, quejas, lagrimas… en fin me pregunto como lo haces? Como lo haces sin quebrantarte? Como puede ser tan fuerte?

Siempre pienso que eres como una madre… no por edad, ni físico, ni acciones, ni sentimientos… Las madres esconden sus heridas detrás de unas armaduras. Armaduras que siempre pensé eran de protección contra nuevas heridas, hasta que poco a poco he descubierto que esas armaduras no defienden de nuevos invasores, sino que esconden heridas que no quieres mostrar. Heridas de las que no hablas por miedo a que las personas piensen que no puedes, que eres débil, que eres fácil de atacar. Siempre admiro esas armaduras… quisiera que se pudiesen comprar… pero no se compran, solo de crean. Y yo queriendo aprender de los seres con las mejores armaduras… y solo puedo quedar en silencio mientras observo como luchan contra las adversidades.

Todo se acaba… nada es para siempre… es algo que he aprendido a través de los años. Pero también he aprendido que cada final es un nuevo comienzo. Cuando se acaba el día, comienza la noche. Cuando se acaba la lluvia, comienza el sol. Donde acaba lo que era comienza el nuevo intento de lo que quiero ser… pero ahí es donde pierdo la paciencia. Como mirar a tus ojos, ojos que alguna vez llenaron mi vida de sueños y esperanzas y decirte que no puedo más, que siento que no puedo lograr a ser lo que siempre soñé. Como decirte que realmente mi corazón no tiene esa armadura que tienen las madres, que a mi si me duele. Como puedo mirarte a los ojos y decirte que no soy ni la sombra de lo tu pensabas que era…? No tengo el valor de hacerlo… no quiero dar un golpe a esa armadura que poco a poco se sigue oxidando y se que mientras sigue pasando el tiempo llegas a sentir los golpes.

Tu te das cuenta… se que te das cuenta. Esas palmaditas el mi espalda y tu mirada que siempre trata de consolarme me da una respuesta que realmente no quiero saber… respuestas sobre la impotencia de no poder ayudarme a lograr lo que quiero ser. Sigo la misma rutina con el mismo optimismo actuado… que ya se le nota la costura… tu me conoces de la misma forma en la que te conozco… por alguna razón tus ojos son transparentes, por lo menos para mi. Odio verte sufrir, sufrimiento que no demuestras, pero que yo siento. Hay veces que quisiera abrazarte tan fuerte porque no tengo las palabras grandes que tu me das cuando caigo…

Así que guardo silencio… tomo aire… le doy delete a mi carta de renuncia y seguiré esperando algo que nunca llegará…

JRF
1/28/2010